ELIOVILDA RODRÍGUEZ LUPARIO
CÉD. 7 910 226
No tenía idea que lo iba a lograr, siempre que iba a ver cómo hacía para tener casa encontraba mucha traba.
Un día apareció Somabacu y en un abrir y cerrar de ojos me llamaron para firmar; bueno, ahora yo digo abrir y cerrar de ojos, pero sí pasó algún tiempo cuando Pablito me llamó.
Cargar todos los materiales por el Río Telire hasta Boca Uren, fue muy divertido, pero difícil y creía que era imposible.
El primer día los chiquillos se repartieron los cuartos, decidimos usar la cocina como otro cuarto más, para que cada uno tuviera su cuarto.
Nosotros cocinamos con leña y no íbamos a meter la cocina adentro.
En la casa nueva me quedó un espacio libre, abierto y techado, debajo de los cuartos, entonces pusimos la cocina ahí, en la rancha vieja de donde salimos, cocinábamos afuera también.
Le mandaba a una amiga fotos de mi casa por WhatsApp y me decía que tenía muchas ganas de venir a quedarse a dormir a esa casita tan linda; yo estaba toda creída.
Ayer conversé con un vecino que también fue beneficiario, de lo lindo que se sentía tener casa, ahora solo soñamos con tener luz, yo vivo de la calle a 1 km adentro en la montaña, aquí nadie tiene luz, pero vivimos en unas casas muy lindas.